“Si a cada niño de 8 años en el mundo, le enseñáramos a meditar, podríamos eliminar la violencia en el mundo en una sola generación” – Dalai Lama –
Muy contentas estamos de vivir la experiencia de la meditación en nuestras clases de habilidades socio emocionales, también conocida como atención plena, mindfulness.
La meditación es una técnica de salud y bienestar. No es suficiente con cuidar el cuerpo, también necesitamos cuidar la mente.
Meditar tiene una gran repercusión positiva en el crecimiento y desarrollo integral de los pequeños. Tiene también múltiples beneficios e implicaciones psicoeducativas y emocionales positivas. Además de contribuir al bienestar de los niños, mejora su capacidad de concentración, relajación, creatividad y resiliencia.
No podemos olvidar que vivimos en la era de la “sobre estimulación o estrés”. La televisión, el internet, los juegos interactivos, agendas repletas de actividades extra escolares, auto exigencia académica con sensación de logro y reconocimiento, así como deportiva, teléfonos móviles, marcas, etc. En algunos pequeños lo anterior, genera niveles de ansiedad importantes. El estrés inunda la vida de nuestros niños. Mediante la meditación se pueden compensar los efectos negativos del estrés, ejercita el cerebro en la empatía, en la calma y la regulación emocional. Asimismo, iniciar a nuestros pequeños en el mundo de la meditación facilita que puedan conectarse mucho mejor consigo mismos y con su entorno.
Es una práctica divertida, lúdica y al mismo tiempo en calma. Eficaz después de una rabieta, enfado, enojo o momento de tristeza. Se recomienda realizar la meditación antes de dormir para lograr el descanso.
Demos a nuestros niños un espacio seguro, libre de estrés y de angustia. Donde sepan que hay un centro que sabe, un centro de calma donde puedan comprender sus emociones.